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(III parte) REFORMA MUNICIPAL Y CALIDAD DE LA DEMOCRACIA (ICHEM)

ESTADO Y MUNICIPIO: EL DOMINIO PÚBLICO. En el contexto de la reforma municipal ¿cuál es el rol que debiera tener el gobierno central?. Fundamentalmente el de un Estado Regulador, el que como definición conceptual representaría una cuarta etapa histórica, que sigue al del Estado constructor de la nación del siglo XlX, al del Estado productor del siglo XX, y al Estado liberal de hoy. Aplicado a lo municipal, un Estado regulador significa un servidor de la comunidad y de la gente que no tiene poder, y no un canal para la promoción de intereses particulares, como ocurre hoy. Por sobre todo, la segunda generación de reformas debe proponerse recuperar el ámbito de lo público y el sentido de comunidad, como también destacar el valor social de la confianza en una sociedad marcada por la desconfianza, toda vez que los estudios e investigaciones sociales muestran que una cantidad apreciable de chilenos confía en la familia y amigos cercanos, pero siente poco aprecio por las instituciones de poder. Para una reforma municipal hay que postular la existencia de un dominio público localizado entre el Estado y el mercado. Por lo tanto, tiene que ver con la sociedad civil. Así como en la transición y en la consolidación se buscaba asegurar tanto a la competencia electoral como al mercado, en las reformas de segunda generación que buscan la calidad de la democracia se necesita promover a la sociedad civil, y el argumento de fondo es que en ninguna parte ello se puede hacer mejor que a nivel municipal. Es aquí que aparece el concepto que propongo como base de la reforma municipal, el de “dominio público”, como un marco conceptual nuevo que posibilite superar viejas conceptualizaciones tales como “sector público” o el anticuado debate acerca de si privatizar o no. El dominio público tiene que ver con el bien común, con la ética y con un tejido social más armonioso. Sus componentes son a) el capital social (redes sociales de confianza y reciprocidad); b) los servicios públicos; c) la cultura pública; d) y el espacio público, entendido como lugar de encuentro, donde la ciudad, sea grande o pequeña, es amigable y no agresiva. Este último componente de espacio público ha sido importante para la democracia desde el “ágora” de los griegos. En otras palabras, estamos hablando de bienes y virtudes públicas que surgen como respuesta a necesidades públicas. Este concepto de dominio público es necesario para proteger e impulsar a la sociedad civil, como contrapeso del siglo XXl al Estado y al mercado. Y por cierto, en ninguna parte esto se puede dar de mejor forma que a nivel municipal. Como construcción histórica, el Estado chileno presenta una particular dificultad para la reforma municipal: su excesiva centralización. Además de su tradición, a pesar de todos los esfuerzos hechos, sigue siendo una maquinaria lenta y pesada, que contribuye a la apatía política y a la baja opinión que existe de quienes ejercen el oficio político. Aunque como en la vida y en los procesos sociales las cosas no son cara y sello, hay que reconocerle su lado positivo, ya que también históricamente ha contribuido a la estabilidad institucional y a la gobernabilidad del país. Sin embargo, como lo que el país necesita hoy es una profunda reforma municipal, sopesando sus virtudes y defectos, la modernización del Estado beneficiaría sobre todo a los chilenos más pobres, ya que los más acomodados pueden comprar casi todos los servicios que necesitan en el mercado privado, incluyendo seguridad. Ello no ocurre con los más pobres que son quienes más contacto y necesidad tienen del municipio, por lo que su eficiencia o ineficiencia es básica para su calidad de vida. Esta es otra argumentación a favor del cambio de magnitud que se propone: la transformación del municipio desde meras administraciones a lo que no son en Chile: verdaderos gobiernos locales, ya que como meras administraciones, sean las municipalidades ricas o pobres, grandes o pequeñas, rurales o urbanas existe el denominador común de que en general su gestión es ineficiente.